
La semana pasada tuve la suerte de conseguir boletos para el pre estreno de la película El principito. Sin duda todos debieron de haber leído el clásico francés (Aparentemente mal traducido, pues debería llamarse El pequeño principe en lugar de El principito , o eso dice mi roomie que sabe francés) por qué bueno, siempre pedían que los niños lo leyeran en la primaria, y a veces de nuevo en la secundaria. Incluso si no lo has leído seguro tienes una idea de que va el libro.
Un principito, que vive en un
asteroide apenas más grande que él, que ama a una rosa y se escapó de casa,
conoció un piloto en el desierto y la oveja en la caja que es justo como él la
quería.
La película cuenta dos historias
simultaneas, la de una niña cuya madre ha planeado su vida y a del principito,
que le cuenta el piloto (¡Si el piloto del libro! sadjasdkfjasdksad)
Cuando leí el libro por primera vez
(Quizá a los ocho años) siempre imagine que el piloto que contaba la
historia era un señor viejo y barbón que hablaba de sus recuerdos. Y
aparentemente el productor de la película también (bueno quizá no barbón, pero
si viejo) pues era exactamente así. Aunque en la película fue el viejo el que
escribió y dibujó todo el libro (AU: donde el principito no fue escrito hasta
el 2015)

Una película que al igual que el
libro, es una historia tanto para chicos como grandes, seguramente a los
pequeños que estaban en la sala de cine les dará curiosidad por leer el libro (
Ellos muy bien) y para los grandes nos dejó una importante lección : Crecer no
significa olvidar.
Además de que salimos llorando (Excepo
Ricardo, maldito hombre insensible)
La película ya se ha estrenado en
cines para que cualquiera pueda ir a verla, una obra maravillosa para todo el público
que seguro los dejará con más que una cosa que pensar.
10/10
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